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Hay energía para un terremoto

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El director del Centro Sismológico Nacional, Sergio Barrientos, explicó la seguidilla de sismos que han afectado a las regiones de Atacama y Coquimbo.

La seguidilla de sismos en el norte del país ha levantado la preocupación en la población, específicamente en las regiones de Atacama y Coquimbo.

Debido a esta situación, Sergio Barrientos, sismólogo y director del Centro Sismológico Nacional, explicó este fenómeno, donde los movimientos telúricos han pasado la barrera de los 5.0 grados.

En conversación con 24 Horas, el experto detalló que hay una red encargada de monitorear la zona, donde, además, analizan “los sismos que allí ocurren”.

El sismólogo recalcó que los temblores que han sacudido la zona en los últimos días tienen que ver con “réplicas al 5.8”.

En este sentido, expuso: “No es el primero ni el más grande en la región. Tanto al norte como al sur de Huasco hubo otras secuencias de sismos”.

El anticipo de un posible “terremoto importante”

El director del Centro Sismológico Nacional comentó que al haber un gran sismo, esto provoca una “secuencia de temblores réplicas de uno mayor”. A lo que agregó: “Es un enjambre cuando hay varios sismos en un lugar sin que alguno se destaque sobre el resto”.

Sin embargo, Sergio Barrientos dijo que en la zona “hay suficiente energía acumulada para un terremoto importante”.

“El último gran terremoto fue el de Atacama, en 1922, cuya magnitud fue entre 8.5 y 8.6. No sabemos bien la cifra ni con exactitud la zona de ruptura por la carencia de equipos de medición en aquella época”, expuso.

Debido a la energía acumulada por los años sin que se registre un gran evento, recalcó que “estamos vigilando esta zona, creemos que es una zona donde podría suceder un evento sobre 8 en el futuro. Lamentablemente no podemos saber cuándo”.

Por otra parte, se refirió al terremoto de magnitud 8.4 que se registró en Los Vilos en 2015. De acuerdo a lo dicho por Barrientos, este movimiento liberó energía entre la península de Talinay y Los Vilos, pero generó el efecto contrario a las zonas aledañas.

En esa línea, sostuvo: “No me cabe duda que el terremoto del 2015 aumentó las tensiones y el estrés en las zonas cercanas”.

Según el sismólogo, este evento “cargó las zonas extremas, desde donde hubo desplazamiento de placas”, concluyó.



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